sábado, 25 de mayo de 2013

Informar e implicar a los padres

Por: Yvette Mendoza Bañuelos


La relación con los padres es sin duda un aspecto muy importante del trabajo docente, sin embargo no es un tema que se trate muy a menudo durante la formación inicial y en ninguna universidad se dan clases de cómo tratar con los padres de los alumnos porque se da por sentado que tener buenas habilidades interpersonales viene con la vocación de enseñar, pero ¿realmente es así? Perrenoud (2004) menciona que el informar e implicar a los padres forma parte de las funciones de los profesores y es una obligación escolar que requiere de una serie de competencias, asimismo señala que la relación entre padres y profesores no es sencilla puesto que muchas veces existe desconfianza por parte de uno u otro y los docentes, en un intento de protegerse, se cierran a las críticas y deseos de los padres.

¿Qué hacer en este caso? Pedir comprensión acerca del punto de vista y del sentir de cada parte involucrada podría parecer, muchas veces, imposible: las familias ahora tienen menos hijos y centran su atención en ellos, por otro lado dentro del aula son en promedio 30 (o más en escuelas públicas) alumnos por los que hay que ver y asegurarse de que aprendan. Un padre esperará que se esté siempre pendiente de su hijo, aun sabiendo que el profesor debe repartir su tiempo entre todos los niños de su grupo y esto puede parecer injusto para el maestro; hasta aquí parece difícil conseguir abrir un dialogo positivo entre padres y maestros, en especial porque muchos ya no creen en él o le temen (Perrenoud, 2004), pero debemos recordar que este dialogo es necesario para que el estudiante logre un mejor desarrollo. Primeramente, cabe señalar, que está en el profesor la mayor parte del trabajo porque independientemente de si el padre pide, o no, un informe sobre la conducta y los avances de su hijo, éste debe evaluar y hacer llegar dichos resultados a las familias y comunicarles si se presenta algún problema, así que si los adultos responsables del alumno no inician la comunicación con la escuela el docente debe hacerlo, ya sea como mero requisito del plantel, como una forma de facilitar su labor de enseñanza o por un sincero interés en el bienestar de sus estudiantes. Luego está la cuestión del apoyo de los padres, como se mencionó anteriormente, entablar una buena relación con ellos es parte importante para que los niños y jóvenes obtengan un buen desarrollo, puesto que la educación es un trabajo en equipo en el que la escuela, la familia y el alumno deben hacer su parte para cumplir con los objetivos que se proponen; además, la comunicación con los padres evita que se envíen mensajes confusos o contradictorios a los alumnos por las diferentes normas que se manejan en el hogar y en aula de clases, por ejemplo, cuando un compañero golpea a otro: la maestra puede decirle al niño agredido que no debe pelear y que recurra a un adulto para pedir ayuda, en cambio la madre dirá que no permita que le peguen y que si alguien le hace daño que se defienda y regrese el golpe, entonces el niño no estará seguro de a quien escuchar y le creará un conflicto. En esta situación el tipo de comunicación que se mantenga con la madre será crucial para diseñar una estrategia que haga posible que ninguna de las dos partes pierda autoridad frente al niño.

Mantener informados a los padres es especialmente importante en el nivel de preescolar porque la edad de los alumnos es menor y las familias se sienten aun un poco aprensivas por dejar a sus pequeños fuera de casa por tanto tiempo: en esta etapa quieren saberlo todo y por lo general es cuando se mantiene una relación más estrecha entre educadoras y padres de familia, a diferencia del nivel primaria o secundaria, por lo que se debe mantener la mente abierta para escuchar las inquietudes o dudas de los padres sin ponerse a la defensiva, analizar la situación e identificar si ésta ocasiona una auténtica preocupación o no hay fundamentos para ella. Implicar a las familias es hacerlas partícipes de la educación de los niños, no solo vigilando que realicen y entreguen sus tareas, sino también hacerlas formar parte de la escuela incluyendo a los padres en actividades escolares, orientarlos para buscar ayuda especial cuando así se requiera y que motiven a sus hijos a aprender. No debemos olvidar que nadie es responsable por lo que hacen los padres, pero que como docente se tiene que responder ante la propia institución y ante las autoridades educativas y que teniendo este papel de profesionales con responsabilidades es un deber hacer saber a las familias acerca del desempeño de sus niños en el ambiente escolar.

Esta competencia no se enseña, pero se mejora conforme se adquiere experiencia y abarca más que organizar reuniones con los padres para entregar calificaciones porque el dialogo con la familia debe ser constante para mantener a los padres informados y no esperar al final del bimestre para hablar con ellos sobre los progresos o dificultades de los alumnos en una reunión general. Puede ser complicado en algunos casos, pero la comunicación con los padres es importante y forma parte del trabajo docente por lo que no hay que olvidarse de él sino buscar alternativas que permitan un acercamiento entre padre y profesor.


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